- ¿ROBOQUÉ? -

Una nave solitaria vaga por el inmenso oscuro del universo, su tripulación navega alerta mientras la población del SDF-1 vive con fingida tranquilidad.
El capitan observa cuidadosamente los últimos informes de la división de mantenimiento y tengo el presentimiento de que la calma no durará mucho tiempo. No puede durar mucho tiempo. Mis sospechas se cumplen. Súbitamente luces rojas y alarmas llenan el puente. A pesar del gran alboroto toda la tripulación ocupa sus puestos. El monitor principal, lleno de símbolos indescifrables, anuncia que naves enemigas se acercan a gran velocidad. Por fin una batalla, ya tenía rato que no entraba en acción el escuadrón SkullAl mismo tiempo, la ciudad del SDF-1 Macross luce tranquila. La gente cumple con su rutina diaria pero yo sé que algo está pasando, que se acerca la transformación. Después, una que otra escena de conversaciones. Conflictos personales, triángulos amorosos y rivalidad se interrumpen debido a una serie de comerciales del canal seis.

A pesar de un pequeño percance en la alacena, regreso a tiempo. El programa está en su clímax. El puente no podría verse más atareado. Códigos, números, órdenes, señales, botones intermitentes, monitores y todo lo que se requiere para preparar la defensa de la nave. En el hangar los pilotos ocupan sus naves de combate y salen uno a uno. Obviamente el capitán Rick Hunter, nuestro héroe, sale al frente de su escuadrón y aquí es cuando se pone bueno.

Pero no sólo el combate es lo que llama mi atención de este episodio. El capitán ha dado la orden de la transformación y la gente del Macross tendrá que resguardarse. No hay mucho tiempo y a pesar del aviso hay gente que se queda a medio camino. El SDF-1 va dejando su forma original para convertirse poco a poco en un robot de combate. Las calles se parten a la mitad, los parques se hunden, la gente corre y todo es un caos. No logro comprender el proceso de la transformación, pero después de un rato ya está completamente transformado. El inmenso, el colosal robot de combate está listo para recibir a cualquier enemigo que se presente. Rick Hunter y su gran amigo Roy Fokker se dedican a eliminar Zentraedis. Nadie puede con ellos. Sus Valkyrie están en la modalidad de naves de combate, pero es necesario que se conviertan en robots para una lucha cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, el SDF-1 se defiende arduamente con el sistema de puntas de alfiler que detiene cualquier embestida de los Zentraedis.

Termina la batalla, y me parece que el episodio está por acabar. el SDF-1 luce un poco dañado pero no es preocupante, y seguramente pasará algo de tiempo para que la gente se entere de los sucesos y para que la nave recobre su forma original. El escuadrón Skull regresa y Rick Hunter es recibido por el abrazo de su amada Minmay, pero la mirada de Misa Hayase deja en claro que no dejará de luchar por el amor de Rick. Ahora sí, el episodio termina. Treinta minutos no es nada; pienso esto mientras el monitor muestra una escena congelada con Rick, Minmay, Misa, el humeante Valkyrie y  los simbolitos  japoneses que ya sabemos qué significan “continuará”.
Durante gran parte de mi infancia estuve convencido de que Robotech era la mejor carictatura del mundo. Dejando a un lado a los americanos TransformersMask, Thundercats, Halcones galácticos G.I.Joe por mencionar algunos, yo prefería compartir mis sábados mañaneros con el casi olvidado Astro Boy, Meteoro, Voltron, Mazinger Z, y ya un poco después con los Caballeros del Zodiaco. El Manga es un arte japonés muy añejo que ha ido evolucionando. En el periodo Edo de Japón (1603–1867) aparecieron una serie de relatos acompañados de dibujos relacionados con la historia. Había toda clase de relatos, para todo tipo de personas. Tiempo después el Manga añejo se mezcló con ideas occidentales. Osamu Tezuka, un estudiante de medicina de los años 50, se fascinó con los dibujos animados de Disney y le dio vida al primer personaje de MangaTetsuwan Atom, mejor conocido como Astro Boy. Es interesante el éxito que ha tenido el Manga en México. Tal vez se deba al toque realista que reciben algunas escenas, o por lo menos era lo que a mí me llamaba la atención desde que vi por primera vez un chorro de sangre de caricatura en un episodio de Astro boy. Incluso recuerdo haber tenido crudas sensaciones de algunas escenas en episodios de La Ranita Demetan. Pero el contenido violento o las escenas crudas no demeritan la gran creatividad de los dibujos animados japoneses.

Creo que no estamos tan alejados de la cultura japonesa como podríamos pensar. La cultura ancestral y la picardía pueden ser común denominador de nuestras dos culturas, y como ejemplo está el éxito de los Mangas en nuestro país con la creciente cantidad de estos programas en los canales de la televisión mexicana. El Manga en México apenas comienza su verdadero apogeo y el Pacífico se hace cada vez más pequeño.

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